Arquitectura tradicional canaria
Las condiciones geográficas junto con la cultura importada son los factores principales que han conformado esta arquitectura singular, con aspectos propios que llegan a ser endémicos de esta zona.
Generalmente las Islas presentan una accidentada topografía, concentrándose los asentamientos en los lugares más accesibles, proliferando los pequeños pueblos mostrando gran adaptación al entorno, con elementos constructivos de la arquitectura doméstica canaria influenciada por castellanos y portugueses principalmente, aportando interesantes soluciones arquitectónicas de carpintería como ventanas, balcones y artesonados donde también se observa la influencia mudéjar, por lo que la influencia sociocultural es importante, trasladando formas y costumbres desde diferentes lugares de la Península Ibérica así como de genoveses, flamencos, ingleses, etc.
Una vez realizado el asentamiento, nace una corriente típica isleña que irá formando una arquitectura propia y que con el transcurso del tiempo ganará mayor importancia en los siglos posteriores. Las cubiertas de tejas, las ventanas de guillotina, las fachadas y los balcones, entre otros elementos, denotan el mestizaje de estas influencias llegando a conformar una identidad propia.
Debido a las relaciones de comercio con América, también se recibe una corriente que se denominaría “de retorno” denotando en algunos casos influencias indianas. En la arquitectura rural en general y en los asentamientos ubicados en el Macizo de Anaga en particular, cobra cada vez mayor interés el testimonio de las formas de vida en las primeras edificaciones realizadas después de la conquista castellana.
La tendencia popular de la arquitectura tradicional canaria hace que sea mayoritariamente anónima, ya que la mayoría de las casas está realizada por artesanos que se han formado por transmisión generacional, de padres a hijos, de maestros a aprendices. En definitiva nos encontramos con una arquitectura anónima y básicamente popular, marcada por la presencia de un acentuado tradicionalismo que se manifiesta con la repetición de un modelo durante siglos. No hay que olvidar que el aislamiento propio de cada Isla les conduce a cierto rechazo a las novedades, haciendo suya la amalgama de influencias recibidas en los primeros tiempos de la colonización y consiguiendo así un tipo de vivienda funcional y práctica dentro de una edificación sencilla.
En definitiva, la arquitectura, la historia, el paisaje y las diferentes formas de entender el territorio por parte de la población residente, han dado como resultado final un patrimonio cultural original y con personalidad propia, lo que entre otras cosas ha sido una de las ideas-fuerza que ha hecho a este enclave único de Tenerife merecedor del título de Reserva Mundial de la Biosfera.